Está visto y comprobado que en éste país sólo se pueden hacer las cosas con dinero o, dando pena, no hay otro modo.
¿y como te crees que él se ha hecho con la caja?
YO CREO que igual igual
www.valenciaplaza.com/ver/50306/bankia--...ara-el-gobierno.html
VALENCIA / MADRID. El conflicto societario en Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, con una guerra declarada por el entorno de Rodrigo Rato y Caja Madrid contra Bancaja, lleva camino de convertirse en un serio problema que puede poner en riesgo la estabilidad de una de las mayores entidades financieras española.
El enfrentamiento entre la mayoría de BFA, en manos de la caja madrileña, que controla el 52,06% del capital, y el segundo máximo accionista, Bancaja, con el 37,7%, por un supuesto incumplimiento del contrato por la parte valenciana al haber declarado un valor superior al real de su negocio en las negociciones de fusión, se recrudece a medida que pasan los días.
En la parte visible del conflicto está la idea, defendida fundamentalmente desde la capital de España, de que Bancaja, y en especial su participado Banco de Valencia, tenían un riesgo inmobiliario y sus correspondientes necesidades de dotaciones mayores a las establecidas en el momento de la fusión.
Esta circunstancia representaría, en el caso de una revisión de los acuerdos firmados en su día basada en una supuesta mala fe de la caja que preside José Luis Olivas, la reasignación significativa de los porcentajes de participación de BFA, en detrimento de Bancaja. Un escenario que la caja valenciana, evidentemente, rechaza.
Pero la parte soterrada de este conflicto es mucho más compleja y, al tiempo, con implicaciones de fondo que pueden tener consecuencias en el futuro de la entidad a corto plazo. Según coinciden tanto fuentes financieras de Valencia como de Madrid, uno de los elementos clave para entender la situación habría que buscarlo en la figura de Rodrigo Rato, de quien se asegura se considera engañado por Olivas durante las negociaciones de fusión.
La precipitación con la que éstas fueron llevadas a cabo, urgidas desde el Banco de España, condujo a ambas partes a aceptar practicamente a ciegas los datos ofrecidas por el resto en unos acuerdos que arrastraron un importante componente político que ahora está produciendo sus efectos en forma de creciente malestar.
Un malestar que, con todo, no basta para explicar en conjunto una más que aparente animadversión hacia todo lo que tiene que ver con Bancaja y que va desde los activos aportados al banco común hasta los directivos ya laminados de su estructura. Al fin y al cabo, cualquier revisión de la composición accionarial de BFA tirando a la baja la parte de Bancaja -una posibilidad que legalmente puede ser muy compleja en tanto que los acuerdos fueron validados legalmente por firmas externas- no variaría en el fondo la mayoría absoluta que ya tiene Caja Madrid en los órganos de gobierno y en el capital de la entidad.
LA FRUSTRACIÓN POR UNA SITUACIÓN INTERNA PEOR DE LO ESPERADA
Según las fuentes consultadas por ValenciaPlaza.com, en la hostilidad del presidente de la entidad hacia Bancaja hay una parte vinculada directamente a cierta frustración por no poder llevar al banco a la posición de liderazgo que esperaba alcanzar cuando firmó la fusión. En los dos años transcurridos desde la fusión, la situación económica se ha deteriorado muchísimo más de lo que se esperaba. Por otro lado, los cambios normativos sucesivamente anunciados por el Gobierno han afectado al banco de lleno y siempre para mal. "Las cuentas ahora no salen", aseguran.
Sea tanto por la situación del grupo Bancaja, de cuya tremenda fragilidad nadie duda, pero también de la de Caja Madrid, BFA tiene que hacer frente a unas provisiones para insolvencias muy elevadas. Necesidad que se ha visto agravada por la nueva normativa aprobada por el Ministerio de Economía, liderado por Luis de Guindos.
Precisamente el papel del ministro en el futuro de BFA-Bankia está cobrando cada día mayor protagonismo. De Guindos, pese a la cercanía política con Rato, no está mostrando ningún tipo de flexibilidad en la aplicación del real decreto de reforma del sistema financiero, lo cual ha conducido a serios enfrentamientos entre ambos personajes, muy cercanos en momentos anteriores de su vida profesional. Los dos intentos de BFA por adecuarse a la norma, siquiera de forma sui generis, han sido paralizados por el ministerio. Ni le permite cargar contra reservas las provisiones extra ni le permite tratar de sortear esta exigencia con una fusión de mínimos a través de la adquisicion de la subastada Unnim, una de las posibilidades de la ley.
De Guindos sigue siendo el principal valedor de una operación con CaixaBank, opción que Rato y su entorno político rechaza por la exigencia de La Caixa de controlar la entidad resultante. La decisión de la caja que preside Isidro Fainé de hacerse cargo de Banca Cívica, aunque limita la capacidad de La Caixa de asumir más entidades con dificultades, no supone, en todo caso, un no definitivo a una operación que, de contar con las condiciones que quieren los catalanes, sería bien recibida.
Frente a esta opción, aparece el nuevo ‘eje Valencia-Madrid-Galicia' que se esboza desde la Castellana, con una fusión con NovaCaixaGalicia. Una operación con difícil encaje para el Banco de España, que difícilmente podría otorgar un esquema de protección de activos atractivo para hacerla viable, pese a la teórica buena sintonía política entre las entidades implicadas. Contaría además con el fuerte handicap de soportar ya, de salida, con el sambenito de "banco del PP"...
Con estos escenarios, el futuro inmediato de Bankia tiene una fecha límite: el 31 de marzo. Antes de ese día, las entidades que emprendan un proceso de fusión deberán haberlo comunicado al Banco de España, con un plan sobre su viabilidad económica. El Gobierno, que tendrá dos meses para aprobar estas operaciones, ya ha advertido de que solo aprobará aquellos que sean factibles. De no presentar un plan alternativo, se entenderá que Bankia tiene que afrontar las dotaciones en solitario. Y las dudas de que pueda cumplir con sus obligaciones antes de que acabe el año solo con los beneficios generados planean sobre el banco.
UN COMPORTAMIENTO DE POLÍTICOS
Pese a lo relevante del reto que tiene BFA-Bankia por delante, llama la atención que el principal objeto del debate mediático sea la revisión de cómo se hizo la fusión en el pasado y que tiene a Bancaja permanentemente en el ojo del huracán. El mensaje que a través de los medios de comunicación se está dejando caer implica que Bancaja valía menos de lo que se dijo, lo que implícitamente supone que BFA vale menos de lo que se ha declarado al mercado para la salida a bolsa de Bankia.
Parece un contrasentido que sea el propio BFA quien vaya en su contra -aunque sea a costa de uno de sus socios- en un momento en el que la imagen de la entidad es clave. En este sentido, las fuentes consultadas por este periódico coinciden en que esta manera de actuar solo puede interpretarse como popia "de políticos", como lo son Rato y Olivas. Cualquier empresario puro, es decir, que no se haya dedicado a la política tantos años como lambos presidentes, estaría arreglando las diferencias internas con discreción sin sacar los trapos sucios a la prensa y, por supuesto, su máximo interés sería sacar adelante la fusión sin ruidos ni alharacas. "Pero ambos son políticos, a los que les gusta echar las culpas a otro cuando las cosas no salen como se esperaba", afirman.
Uno de ellos, Rodrigo Rato, se siente fuerte -de hecho lo está- por contar con las riendas del grupo, las fuentes de información que este hecho proporciona y los recusos económicos necesarios para hacer valer sus opiniones en los foros que sean necesarios. Del mismo modo, su proximidad a los grandes centros de poder y decisión del Estado le proporciona una ventaja competitiva con la que no se cuenta en Valencia.
El otro, José Luis Olivas, representa el papel de derrotado en esta historia, con todas sus secuelas. Aislado y sin apoyos en Valencia, ni siquiera el de sus consejeros en Bancaja ni el de los que teóricamente deberían representarle en el consejo de BFA, Olivas sabe que su tiempo ya ha pasado y que su defenestración de la presidencia de Bancaja es cuestión de tiempo. Su forzada dimisión de la vicepresidencia de Bankia, empujado por un Rato cada vez más irritado por los datos procedentes del Banco de Valencia, sin el respaldo de la Generalitat -concentrada en los fuertes problemas económicos y financieros de la Administración autonómica, heredados de la etapa Camps- ni el de las organizaciones empresariales locales, su posición es cada vez más endeble para hacer frente a los ataques del socio madrileño.
Pero como buen político (de origen más o menos humilde, el abogado José Luis Olivas ha escalado desde su puesto de concejal en el Ayuntamiento de Valencia, hasta el de conseller, más tarde vicepresidente y finalmente presidente de la Genealitat), sabe desenvolverse y enrocarse a la perfección en las situciones más adversas.
A la superación de todo este conflicto entre dos grandes 'fajadores' tampoco ayuda un consejo de administración, el de BFA, hecho a imagen y semejanza de los que existían en las cajas de ahorros, extremadamente politizados y en cualquier caso sin expertos independientes. Esta composición explica tanto la manera de actuar del entorno de Caja Madrid como la falta de respuesta en Bancaja a decisiones que pueden lesionar sus intereses.
Un conflicto societario cuya solución empieza a antojarse urgente. El país no está para florituras.